Relojes son verdaderos milagros de la tecnología. Su fabricación se compone de una serie de procesos muy complejos que requieren capacidades excepcionales. Al principio, los relojeros se dedicaban a la elaboración y fabricación de un reloj entero; sin embargo, a partir del siglo XVII, se fue imponiendo la división del trabajo. Esta nueva forma de organizarse, que se basaba sobre un sistema complejo de distintos procesos laborales (los denominados parties brisées, en francés), permitió una producción acelerada y una reacción más rápida a un aumento repentino de la demanda.
Fabricación
Muchos artesanos y profesionales de otras ramas se especializaron en la fabricación de componentes específicos de un reloj. Los trabajadores realizaban buena parte de estas labores a tiempo parcial en sus casas. En la cordillera jurásica y sobre todo en el Jurá del cantón de Neucastel enteras familias campesinas se especializaron en la producción de componentes relojeros. Sobre todo durante el invierno dedicaban su tiempo a esta labor de precisión. Las piezas individuales se reunieron luego en los talleres donde los relojeros componían y calibraban los relojes.
Industrialización
A finales del siglo XIX, Suiza tomó la senda de la industrialización. Para poner en marcha ese cambio se necesitaban sobre todo progresos en áreas como las normalizaciones y la mecánica. No solamente los procesos laborales, también la relojería tuvo que adaptarse a la nueva mecánica y a los nuevos métodos de la producción.
Las innovaciones técnicas del siglo XX cambiaron la profesión del relojero. El reloj de cuarzo electrónico era una de estas innovaciones que hoy responde de un 90% del volumen nacional de producción. El 10% restante recae sobre los relojes mecánicos que aún hoy tienen una importancia fundamental para la industria relojera helvética, ya que responden de la mitad del volumen total de ventas en este sector. Se ha mantenido el principio de la división del trabajo y se fueron introduciendo especializaciones ulteriores en el sector relojero, que en el ámbito nacional se ven reflejadas en formaciones específicas.
Términos relojeros
Una empresa que fabrica y ajusta componentes para elaborar un producto completo que puede vender bajo el propio nombre se designa con el término técnico établisseur (establecedor). El termineur (terminador), en cambio, es un trabajador independiente o un fabricador que compone un reloj para una empresa que le suministra las piezas y se ocupa de su comercialización. Esta reorganización es llevada a cabo por aquellas empresas que elaboran el denominado ébauche (esbozo), es decir, los cerca de 60 trenes de engranajes brutos que forman el corazón de la mecánica de un reloj.