Ladrillo moderno al servicio del clima

Las vastas sabanas inhóspitas para el ser humano y los animales que se agrupan en ríos y charcas suelen ser la imagen estereotípica del paisaje africano. Sin embargo, esta visión no toma en cuenta un aspecto clave de la realidad del continente: la urbanización. Según el Banco Mundial, en 2023 el 43% de la población al sur del Sahara vivía en áreas urbanas, y esta tendencia sigue en aumento. En el contexto de la crisis climática, este crecimiento urbano desenfrenado supone un desafío de gran magnitud.

Aunque su enfoque principal ha sido el desarrollo agrícola, la COSUDE ha ganado reconocimiento en la Región de los Grandes Lagos, una zona en plena urbanización, con un proyecto que impulsa el desarrollo urbano sostenible. PROECCO (Promoting Employment through Climate-responsive Construction), un proyecto llevado a cabo por la consultora suiza SKAT, promueve el empleo remunerado mediante la construcción sostenible. Así, la COSUDE busca no solo generar empleo en las ciudades, sino también minimizar el impacto climático del sector de la construcción, utilizando ladrillos modernos.

Impacto climático urbano

La incertidumbre de las condiciones de vida en las zonas rurales impulsa la migración hacia las ciudades. El cambio climático tiene un impacto devastador en quienes dependen de la agricultura para su subsistencia. Las pérdidas de cosechas a causa del clima ejercen una presión significativa sobre los campesinos. Además de los problemas agrícolas, el empleo remunerado y sostenible es escaso en las áreas rurales. Quienes viven en regiones de conflicto también deben enfrentar la amenaza de grupos armados. Las ciudades no solo ofrecen refugio, sino que también presentan oportunidades concretas para el avance económico.

La infraestructura urbana suele verse desbordada por este flujo de personas. El mercado laboral no puede satisfacer la demanda de empleo, y muchos recién llegados terminan en el subempleo en sectores informales. A menudo viven en asentamientos precarios, especialmente vulnerables a desastres climáticos. «Los recién llegados a la ciudad construyen sus casas de la misma manera que lo hacían en sus pueblos, erigiendo viviendas pequeñas en barrios densamente poblados que no soportan las condiciones meteorológicas extremas», explica Daniel Wyss, director del proyecto PROECCO en SKAT. Por consiguiente, las ciudades solo ofrecen a los migrantes medios de vida frágiles e inestables. PROECCO enfrenta esta realidad de diversas maneras: su proyecto genera empleo en el sector formal de la construcción y permite desarrollar urbanizaciones de calidad.

La construcción de asentamientos precarios representa una carga significativa para el clima y el medio ambiente, ya que la producción de cemento y ladrillos tradicionales genera altas emisiones de CO2. En la Región de los Grandes Lagos, la urbanización está acompañada de una producción desmedida de materiales de construcción locales, lo que contribuye a un elevado nivel de emisiones de CO2. Además, la deforestación –que no es un fenómeno aislado– necesaria para la cocción de ladrillos tradicionales, agrava aún más el problema.

Ladrillo «moderno»

Un desarrollo urbano ecológico y respetuoso con el clima es esencial, ya que muchas ciudades africanas se transformarán en grandes metrópolis en el transcurso del siglo. PROECCO ha ganado renombre como un proyecto innovador, estableciendo las bases para un desarrollo urbano sostenible en Ruanda, Burundi y la República Democrática del Congo. Este proyecto se destaca por introducir una tecnología novedosa que permite este desarrollo urbano: el ladrillo moderno. A diferencia de los ladrillos tradicionales, este material ofrece diversas características que favorecen la sostenibilidad:

• gracias a sus dimensiones precisas, requiere pequeñas cantidades de mortero de cemento;
• ofrece una buena resistencia a la presión, permitiendo construcciones compactas y de varios pisos;
• resiste a la intemperie, es duradero y no requiere mantenimiento, lo que simplifica y reduce los costos de mantenimiento de las edificaciones;
• se fabrica utilizando residuos orgánicos, lo que hace que su producción sea prácticamente neutra en emisiones de CO2.

Dado que el ladrillo moderno había ganado notoriedad en el sector, en la fase final del proyecto se fomentó la participación del sector privado local con el objetivo de lograr un impacto más amplio.

Para lograr esto, se modificó la forma de intervención del proyecto. En los últimos años, la transferencia de conocimientos se ha convertido en el eje central de las actividades. De este modo, se delegará la responsabilidad del desarrollo del proyecto a institutos de formación, pymes locales y entidades públicas, todas encargadas de la urbanización. Se espera que el sector alcance un nivel avanzado de capacitación, permitiendo su autosuficiencia mediante la formación de ingenieros, trabajadores de la construcción y otros actores involucrados en el proceso.

A pesar de la sólida industria del cemento y la amplia adopción de métodos de construcción tradicionales, SKAT señala una “penetración sorprendentemente rápida en el mercado”, lo que indica el éxito del proyecto. Una vez que todas las pymes implicadas estén operativas, PROECCO habrá multiplicado su producción por diez. Se estima que el proyecto permitirá ahorrar más de 125.000 toneladas de CO2 anualmente en la capital de Ruanda, Kigali.

Las ciudades africanas crecen a un ritmo jamás visto. Las decisiones que se tomen ahora tendrán un impacto duradero en el desarrollo de estas metrópolis. Al brindar apoyo a PROECCO, Suiza se compromete por la transformación innovadora y ecológica del espacio urbano.

La tecnología de ladrillo sigue evolucionando y se está implementando cada vez más en otras ciudades, como Dar es Salaam y en el corredor urbano de Abidjan a Lagos en África Occidental. De este modo, el paisaje africano está en constante transformación.