Con el fin de aliviar el sufrimiento de la población afectada en Irak, la COSUDE apoya a varios organismos humanitarios a través de contribuciones financieras y conocimientos técnicos. El ACNUR es uno de los principales asociados de Suiza en el país. Para 2016 Suiza ha destinado 1,5 millones de francos suizos para financiar la respuesta del ACNUR a la crisis.
La mayoría de desplazados internos y refugiados ha buscado protección en la región kurda del norte de Irak, donde según el ACNUR es probable que la población a su cargo supere los 4 millones en 2016. “Uno de los mayores problemas es la gestión inadecuada de los recursos hídricos de la región. El consumo de agua es superior a su reposición”, dice Claudia Hungerbühler, una técnica especialista en agua del Cuerpo Suizo de Ayuda Humanitaria (CSA) que ha estado apoyando el trabajo del ACNUR en cuatro campos de refugiados y 17 campos de desplazados internos de la región desde 2013. “Esto afecta también a los 30 000 refugiados sirios que han sido reasentados en el 'campo de Domiz 1', donde solo podemos suministrar una media de 50 a 60 litros de agua diarios por persona. Pero a menudo los refugiados necesitan más agua, especialmente en los meses más calurosos del verano”. A efectos de comparación, el suizo medio consume entre 150 y 200 litros diarios.
Medidas de protección
La principal tarea de Claudia Hungerbühler como experta en agua es garantizar el suministro adecuado de ese recurso, elaborar la planificación del campo, supervisar y hablar con la población del campo para saber qué necesita. Pero también debe tener en cuenta los problemas en materia de protección: “Cuando instalamos baños para mujeres tenemos que asegurarnos de que no los ubicamos en un lugar remoto, que las puertas no se abran hacia la carretera y que no estén ocultos”, explica, precisando que se ha demostrado que estas medidas reducen la violencia sexual y de género en los campos.
La protección es una prioridad para el ACNUR en Irak. Este imperativo se aplica también en los sectores de la vivienda y el suministro de artículos no alimentarios. “La situación en materia de protección en los campos es bastante buena, pero necesitamos dar una mejor respuesta a las personas con discapacidades y a los adolescentes, quienes están expuestos a mayores riesgos de protección; entre ellos el matrimonio infantil y el trabajo infantil, y al reclutamiento por parte de grupos armados”, afirma Jacqueline Parlevliet, Asesora Superior de Protección del ACNUR en Erbil, en el norte de Irak.
Especial atención para la infancia
El ACNUR ha lanzado recientemente una campaña contra el matrimonio infantil que expone sus consecuencias negativas en el desarrollo y el bienestar de los niños y niñas. La delicada situación económica y el acceso limitado a una educación de calidad engrosan aun más las tasas de abandono escolar. Varios informes dan cuenta de un aumento de los casos de trabajo infantil, que expone a los niños a altos riesgos en materia de protección; tales como la explotación, la trata, los abusos y las violaciones.
A través de centros comunitarios de los campamentos el ACNUR ofrece varios servicios, entre ellos medidas de prevención y respuesta ante la violencia sexual y de género. Al facilitar un acceso discreto a estos servicios las víctimas están más dispuestas a hacer uso de ellos. “Hasta ahora el ACNUR ha llegado a más de 1,5 millones de personas con sus medidas de protección”, dice Jacqueline Parlevliet.
Habida cuenta de las necesidades, Suiza está a punto de enviar a otro experto del CSA en materia de protección para apoyar al equipo del ACNUR en el norte de Irak.
Artículos de socorro
Además de sus contribuciones financieras y sus conocimientos técnicos, la COSUDE también proporciona artículos de socorro al ACNUR en Irak. Antes del invierno de 2014-2015, por ejemplo, Suiza envió tiendas de campaña familiares, calentadores y mantas térmicas, entre otros materiales humanitarios, para los millones de desplazados internos que se encontraban en el norte de Irak y necesitaban protección ante las duras condiciones invernales. Dos miembros del CSA organizaron la recepción del envío –de unas 125 toneladas– que posteriormente fue entregado al ACNUR para su distribución.