El Jet d’Eau de Ginebra es una atracción turística y una fuente mundialmente conocida, cuyos orígenes se remontan a las postrimerías del siglo XIX. La cortina blanca de agua sobre el espigón de las Aguas Vivas alcanza una altura de 140 metros, con lo cual mide casi 50 metros más que la Estatua de la Libertad.
Historia del Jet dʼEau de Ginebra
Símbolo emblemático de la ciudad
El surtidor se pone en marcha a mano cada mañana. Colaboradores jubilados de los Servicios Industriales de Ginebra (SIG) controlan su funcionamiento. El Jet d’Eau es una fuente emblemática de la ciudad. Los ginebrinos ven en él un símbolo para las ambiciones y la vitalidad, así como una expresión del prestigio mundial de su ciudad.
Pero ¿cómo fue a parar el Jet d’Eau en el lago? El primer surtidor se instaló por razones técnicas. "En realidad es una casualidad que tengamos un surtidor en Ginebra", comenta Hervé Guinand de los Servicios Industriales de Ginebra (SIG), la compañía municipal encargada del mantenimiento del Jet d’Eau.
Razones técnicas
¿Sabía usted que el Jet d’Eau se instaló por razones técnicas? En el año 1886, la ciudad de Ginebra registró una fuerte expansión. Entre 1850 y 1890, la población creció de 64 000 a 100 000 habitantes. Ginebra necesitaba energía para poner en movimiento las máquinas del comercio y la industria. Por este motivo se construyó la central hidráulica de Coulouvrenière, que se alimentaba con agua del Ródano.
Sin embargo, cuando los trabajadores terminaban su jornada laboral, se producía por las tardes un exceso de presión en la red. Por este motivo, los operadores de la central tenían que parar las bombas lo antes posible. Como consecuencia de ello, se instaló rápidamente una válvula de seguridad, con la que se podía controlar la presión. Y al abrir la válvula, salía disparado un chorro de agua al cielo. En su origen, el símbolo de Ginebra instalado en 1886 tenía, por tanto, una función técnica. El surtidor alcanzaba entonces una altura de solo 30 metros y se podía ver únicamente durante las tardes. Estaba ubicado en el extremo final del recinto de la central.
Desde 1891 se ubica en el lago
Como consecuencia de una innovación técnica se hacía innecesario el surtidor como válvula de descarga de presión. Pero ya entonces la gente estaba encantada con el chorro de agua, aunque no lo pudiera ver siempre. Por eso, las autoridades municipales decidieron convertir el surtidor en una atracción turística. El segundo Jet d’Eau se colocó en un lugar más destacado, en el espigón de las Aguas Vivas, donde aún se encuentra a día de hoy. El surtidor, que ya entonces alcanzaba los 90 metros de altura, se inauguró en 1891 con ocasión de la Fiesta Federal de la Gimnasia celebrada en Ginebra. Y para el 600º aniversario de la Confederación Suiza se iluminó por primera vez.
En un principio, el surtidor conectado a la red de agua potable solo se abría los domingos y festivos. Pero gracias a su gran éxito, se podía ver también ocasionalmente durante la semana desde 1906.
140 metros de altura desde 1951
En 1951 se introdujeron nuevos cambios. Desde entonces se utiliza para el chorro agua filtrada del lago en lugar de agua potable. También se modernizó el mecanismo, lo cual permitió elevar la altura del chorro a 140 metros. La nueva estación de bombeo, que parcialmente se ubica por debajo del nivel del lago, expulsa 500 litros de agua por segundo a una velocidad de 200 km por hora. Por lo tanto, las dos bombas de la empresa suiza Sulzer, que llevan los nombres de Jura y Salève, disparan siete toneladas de agua al cielo. Otra particularidad del Jet d’Eau es su boquilla, que permite la inyección de millones de burbujas de aire en la base del chorro con un diámetro de 16 cm. Estas burbujas le dan al agua del surtidor su característico color blanquecino.
Aún hoy siguen funcionando las mismas bombas. No obstante, se han introducido ulteriores innovaciones. Por un lado, el Jet d’Eau se equipó con una nueva instalación de alumbrado con proyectores LED de diferentes colores, lo cual permite proyectar, por ejemplo, una bandera nacional para ocasiones especiales. Por otro lado, se construyó un muelle móvil para facilitar el acceso al espigón a las personas en sillas de ruedas, que, de este modo, también pueden participar en las visitas guiadas a la cámara de bombeo que organizan los SIG para grupos.
Los guardianes del Jet d’Eau
El Jet d’Eau no funciona de forma automática. Cada mañana, un colaborador jubilado de los SIG lo tiene que poner en marcha pulsando un botón. Con una mano en el interruptor y un ojo en la previsión del tiempo, mantiene el control sobre la atracción turística hasta la tarde, cuando vuelve a apagarlo. Los guardianes voluntarios del surtidor reciben una retribución por su trabajo. Deben apagar las bombas en dos circunstancias: cuando el viento sopla tan fuerte que las gotas del chorro alcanzan los barcos o la ribera y cuando las temperaturas bajan a valores próximos a los cero grados para prevenir que los muelles se mojen y se conviertan luego en peligrosas pistas de hielo.
Símbolo de fama mundial
El Jet d’Eau es conocido mundialmente, aunque hace tiempo que ya no es la fuente de agua más alta del mundo. "De vez en cuando vienen a visitarnos representantes de otras ciudades para ver de cerca las instalaciones y la cámara de bombeo, porque nuestro Jet d’Eau es conocido en todo el mundo", se alegra Hervé Guinand. "La explotación de las instalaciones no es ningún secreto. Nos encanta compartir nuestras experiencias con gente de fuera", insiste. Efectivamente, así sucedió con Seúl, cuando representantes de la ciudad asiática se interesaron por el Jet d’Eau de Ginebra para inaugurar en 2002 la Copa Mundial de Fútbol en Corea del Sur con su propio surtidor de agua de 202 metros de altura. A día de hoy es una de las fuentes de agua más altas del mundo, junto con las de Yeda en Arabia Saudita y Sharjah en los Emiratos Árabes Unidos.